Interesantes reflexiones en torno a la biomasa forestal
Montes de Enguera; amores que matan
La memoria es corta, pero las
hemerotecas no están vacías. Durante los años 2012 y 2013 los
medios de comunicación, especialmente valencianos, recogieron una y
otra vez la buena nueva del hallazgo en nuestros montes de un tesoro
insospechado: la biomasa forestal también conocida como bioenergía
y antes familiar bajo el nombre de leña y madera.
La biomasa forestal iba a generar
una economía rural estable, y por supuesto sostenible, reducir
claramente el riesgo de incendios e incluso luchar contra el cambio
climático. La Unión Europea subvencionó dentro del Programa Life+
el Proyecto “Bioenergy and Fire Prevention” , con un presupuesto
total de un millón de euros y del que principalmente se benefició
el Ayuntamiento de Enguera para elaborar el Plan de Ordenamiento de
sus montes, trece mil hectáreas incluidas dentro del Catalógo de
los Montes de Utilidad Pública.
No estaba solo el Ayuntamiento de
Enguera; como “Beneficiarios Asociados” en el proyecto figuraban
Iberdrola, Eléctricas La Enguerina y AVEBIOM. La última es la
asociación que defiende los intereses de las empresas del sector de
la biomasa, Iberdrola, por entonces gestionaba la central de biomasa
forestal, alabada como modélica y pionera de Corduente
(Guadalajara) y hoy cerrada por ruinosa, mientras que Eléctricas La
Enguerina supongo que esperaba poder alumbrar muchas bombillas con el
nuevo tesoro. No se extrañen de que ni una sola se haya encendido.
La finalidad principal de la
explotación de los montes de Enguera era, por tanto , la obtención
de biomasa forestal. Llevan dos años ya las empresas madereras
talando en esos montes de titularidad municipal. Hoy, sin embargo, y
gracias al nuevo Ayuntamiento de Enguera que convocó una reunión
informativa el pasado 27 de enero, sabemos por los señores técnicos
defensores de esas actuaciones, que en realidad lo de la biomasa es
secundario y de lo que se trata es de “mejorar el monte que está
muy envejecido” para ello “se talan principalmente los ejemplares
más envejecidos, dominados, torcidos...etc”. Todo por amor al
monte . El discurso ha cambiado , se ha disfrazado con el manto
verde, pero no el propósito real y las actuaciones sobre el terreno
carecen de disfraz alguno. Saltan a la vista y de qué manera.
Les invito a que recorran la
carretera que enlaza Enguera con Navalón y estiren las piernas a la
altura de las casas de “La Peraleja”, en el entorno del punto
kilométrico nº 31 . Verán ustedes como la escasa vegetación
superviviente, después de la “mejora” aplicada con verdadero
celo, ha tenido que adaptarse al paso de una maquinaria pesada que,
sin duda no fue diseñada para el monte mediterráneo. Y en su
adaptación ha sucumbido. Donde había un monte adulto de pino rodeno
que se salvó de la inmensa pira de 1979 y cuyo suelo estaba al
abrigo de los rayos del sol, sosteniendo un rico sotobosque con
enebros, encinas, incluso algún que otro madroño y durillos, ahora
quedan árboles aislados incapaces de dar sombra y una vegetación de
sotobosque machacada por el paso de las máquinas. Contemplen las
pilas de pinos derechos como velas, con todas sus ramas pues se sacan
enteros, y muy lejos todavía de la vejez que se les achaca,
amontonados junto a la carretera. No busquen los torcidos ,
seguramente están debajo de la pila, pero presten atención a los
restos por doquier de árboles y arbustos rotos por el paso de las
máquinas y que quedan sobre el suelo, sin recoger, incluso en el
fondo del barranco.
Sí señor, así se lucha contra el
cambio climático haciendo de un bosque rico y vivo una dehesa de
pinos raquítica con un suelo compactado y vapuleado. Pero por si
esto fuera poco para describir esta verdadera tragedia forestal, nos
queda el esperpento. Los pinos de Enguera que debían ayudarnos a
absorber CO2, acaban quemados en calderas italianas, previo
transporte por carretera y flete marítimo correspondiente. Mejor no
intenten calcular el balance energético de este nuevo retablo de las
maravillas , porque aquí el rey también está desnudo.
Los nuevos fariseos de la
explotación de la biomasa forestal, los que quieren que nuestro
bosque mediterráneo se adapte a sus prácticas, y no al revés,
para garantizar la rentabilidad a corto plazo de su negocio, no me
cabe la menor duda de que van a tener que introducir en sus cálculos
una variante adicional y esta es la de un nuevo Ayuntamiento en
Enguera. La reunión del pasado mes de enero fue una manifestación
de otra forma de hacer las cosas y en la medida en que se siga por
este camino, el Plan de Ordenación que da sustento técnico a las
talas abusivas que se están haciendo en la sierra de Enguera, tendrá
que ser sometido a cambios, cambios que sean verdaderas mejoras para
esos bosques del macizo del Caroche.
“Fijar el suelo, retener las
aguas, limpiar el aire y ser cobijo de animales y plantas”, esas
fueron las funciones esenciales que en 1902 se asignaron por el
Estado a los montes incluidos en el Catálogo de Montes de Utilidad
Pública. Los de Enguera también forman parte de él y el que puedan
seguir desempeñando esas funciones es más necesario que nunca. No
andaban descaminados los legisladores de hace más de un siglo. La
rectificación es necesaria y es posible.
Carlos Feuerriegel
Asociación de Lucha contra Incendios
Forestales de Ayora y La Valle
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